EL CONCEPTO de pensamiento sistémico es muy simple. Consiste en tratar los sistemas como un todo distinto de sus partes.
Es difícil encontrar a alguien que niegue la esencia sistémica de casi todo en la naturaleza. Que un ecosistema es un sistema en equilibrio se aprende a edades muy tempranas. Y que una acción, aparentemente inocua, sobre una de sus partes, puede romper el equilibrio del ecosistema, alterándolo por completo, es algo que hemos aprendido a la fuerza, y es también algo de cultura general.
Por naturaleza entendemos el mundo físico, pero podemos extender el concepto a toda la realidad, incluyendo las organizaciones humanas. Aquí también es aplicable este concepto de sistema, por lo que el pensamiento sistémico debería ser la base de cualquier método para administrar organizaciones.
La idea está lejos de ser nueva. Russell Ackoff, Peter Senge, Jay Forrester, entre otros, han dicho por décadas que las organizaciones son sistemas y deben administrarse como tales.
La administración es un invento humano. Igual que muchos otros inventos, sus prototipos no funcionaron perfectamente bien en el primer intento. Y cuando algún invento se basó en un principio limitante, su funcionamiento era aceptable por no conocer nada mejor, pero al descubrirse un nuevo principio, el salto fue extraordinario. Un ejemplo es el avión, que empezó su historia propulsado por hélices. Esto limitaba la altura de vuelo y la velocidad. Con los motores a reacción, ambas limitaciones se movieron a nuevos niveles.
Con este libro el lector tendrá la oportunidad de reflexionar sobre la validez de supuestos y creencias que se dan por sentadas en la administración. Muchas, si no todas, están equivocadas y, al mismo tiempo, son ampliamente aceptadas como válidas. Siendo este el caso, no sorprende que las compañías deriven sus acciones de supuestos erróneos, imponiendo un límite a su desempeño. Lo que es peor, cuando los resultados son aceptables, los gerentes están ciegos a estas creencias equivocadas, perpetuando una y otra vez la misma situación.
Daniel Kahnemann, Premio Nobel 2002 de economía, en su libro Pensar rápido, pensar despacio, ahora un ‘best seller’, muestra que pensar lógicamente es arduo, pero retribuye. ¡Olvídate de lo urgente! Enfócate en lo importante provee métodos para “pensar despacio” en forma efectiva con la teoría Goldratt. Pensar despacio es la manera más rápida de pensar y actuar bien.
Animamos a los lectores de este libro a detener muchas cosas innecesarias y empezar a enfocarse en lo importante.
Most managers in the world have the same complaint: “I don’t have enough time”, and very often they feel urgent issues and emergencies to deplete their available time. It is a common place to say that the urgent is always interrupting or even blocking the important. “The urgent has only three sources: poor empowerment, or an important thing was delayed too much, or a surprise caught you unprepared.” This book is a journey of discovery. Through its pages the reader will have the opportunity to reflect on the validity of many assumptions and beliefs that are taken for granted in management today, almost everywhere. Many, if not most of them, are wrong and at the same time, they are broadly accepted as valid. Being this the case, it is not surprising that many companies derive their actions from wrong assumptions, imposing a limit on their performance. To make things worse, when results are somehow acceptable, managers are blind to these wrong assumptions perpetuating more of the same. Daniel Kahnemann, Nobel Prize 2002 in economy, in his book, “Thinking, Fast and Slow”, now a best seller shows that logical thinking is arduous yet rewarding. Forget the Urgent! provides methods to “think slow” effectively with Goldratt Theory. Thinking slow is the fastest way to think and act well. The readers of this book are encouraged and should stop doing many unnecessary things and start focusing on the important.